sábado, 14 de agosto de 2010

San Martín y el Bicentenario



Esta entrevista se publicó hace un año en la revista El Grillo Promiscuo Nº 5.
Con sólo hacer click en las imágenes y zoom a gusto, se puede leer declaraciones sorprendentes de José de San Martín, del estilo de: "Si soy el Padre de la Patria, ¿no se les ocurrió preguntarme cuándo nació mi Hija?".

En medio de la crisis casi terminal del periodismo argentino, probablemente estas páginas (con un fuerte tufo a pescado podrido) no pasen a la historia. Pero siempre es bueno leer a Don José, más allá o más acá del Bicentenario.

Además, a mí me daba pena el Sargento Cabral...

SAN MARTÍN CABALGA DE NUEVO                                                                               .

"Los que hablan de Bicentenario me pueden agarrar bien el sable corvo"

Una charla exclusiva con el general en su leve limbo. La mirada de un hombre que sigue siendo un testigo implacable de la Historia, más allá del bronce y la naftalina. El Padre de la Patria como Ud. nunca lo leyó.

Nos recibe en un salón atemporal, donde la conversa fluye como en una película ya vista, pero con final cambiado. Implacable aunque sereno, desenvaina argumentos y esgrime datos filosos a lo largo de toda la entrevista con EL GRILLO PROMISCUO.

EGP:- ¿Tiene una idea de la dimensión de prócer que su figura ha adquirido en la historia argentina? 

SM:- Sé que mi nombre es asaz llevado y traído en ciertos cenáculos, como así también en las aulas, la prensa y aquesas trincheras de infamia que vosotros denomináis "mass-media".

EGP:- ¿Sabía que el actual gobierno trata a los medios con esa misma dureza? 

SM:- Si lo dice por "el gran diario argentino", yo también lo usaría para hacer fuego, por no decir que con sus hojas me limpiaría el traste.

EGP:- Asumo su exabrupto no como un ataque a la libertad de expresión, sino como una... 

SM:-  ¿Me está macaneando, como dicen los mozos de ahora? No me diga que cree que esa gente hace "periodismo independiente", como vi en la cajita luminosa (el televisor, N. de la R.)

EGP:- Claro que no creo eso. Ud. se refiere al llamado Grupo Clarín, que es actualmentte... 

SM:- Excúseme, joven. Sè bien lo que es Clarín. Y le aseguro que me río amargamente porque en mis tiempos "clarín" era una palabra entrañable, que sonaba a diana, a corazón batiendo en el pecho, a batalla inminente y a gloria para las armas de la patria. En estos últimos años o décadas (ya perdí la cuenta), he cultivado la lectura de ese libelo en busca de alguna verdades sobre las penurias de la nación, como esa infame guerra de Malvinas o esa afrenta al uniforme que se llamó "Proceso de Reorganización Nacional".

EGP:- Usted es muy crítico del último gobierno militar, ¿no? 

SM:- Por favor, no me hable como La Nación. Diga dictadura, pues eso es lo que fue. Yo siempre rechacé derramar la sangre de mis hermanos y hasta me exilié y me fui de este mundo con aquesa convicción., mas los infames como Videla, Menéndez y  el entrerriano (por Bussi, N. de la R.) han ido mucho más lejos de lo que vi en el siglo XIX y se convirtieron en un ejército invasor de la propia patria. Yo los juzgaría por traición a la patria.

EGP:- Hubiera sido bueno que su voz se hiciera escuchar, pero supongo que el hecho de estar muerto es un problema insalvable. 

SM:- No sea ingenuo, hijo, y permitame llamarle de este modo, no porque lo haya oído en las cintas norteamericanas sino porque tengo edad para ser varias veces su padre, y además porque me dicen el Padre de la Patria. El problema no es estar muerto. Aqui a  los muerotos se los hace hablar más de la cuenta, ia eso conviene. Y se los silencia y se los olvida y hasta se los niega cuando hace falta. A mí me usan en las escuelas y en los actos militares, pero no crea que me honra estar en boca de esas maestras ignorantes y esos oficiales venales.

EGP:- El tema es que usted quedó con una fama de incorruptible. ¿No cree que eso lo hace menos humano? ¿Menos "argentino", si me permite? 

SM:- La fama es una cosa y el ser humano siempre es otra. ¿O usted cree que no he empezado a mearme en los pantalones hace mucho? Si hubieran existido los pasquines de "actualidad" en mis tiempos, no me imaigino lo que hubieran dicho de mi historia con Remedios.

EGP:- Sí, creo que entiendo a lo que se refiere, pero no voy a preguntarle por eso. Si es por notas de color, me intriga saber qué onda la movida en Boulogne-sur-mer.

SM:- ¿Se refiere a cómo es? Es bonito, pero no sería nada para los argentinos si yo no huibera ido a dar allí con mis huesos.

EGP:- ¿Y para los franceses? 

SM:- Un sitio agradable, pero uno más. Ellos tienen muchos así. Es una hermosa tierra, Francia. A pesar de Napoleón (risas).

EGP:- ¿La siente una segunda patria, casi? Al cabo de tantos años... 

SM:- De ninguna manera. O como escuché e la televisión, "ni en pedo" (más risas). Pero no por ello dejo de estar muy al corriente del devenir político de ese país. Su clase política nos lleva años de ventaja.

EGP:- Suena a que los admira.

SM:- No. Sé bien quién es quién. Hace unos años voté a Réunion por la Republique (el partido del ex-premier Jacques Chirac, que co-gobernó el país junto a los socialistas; N. de la R.) y después me arrepentí. Pero tampoco es la pavada, como decís vosotros. Aquí nunca hubiera votado a Lavagna o a Carrió.

EGP:- ¿Y  a Raúl Alfonsín? 

SM:- Un buen abogado, ideal para el siglo XX. Pero como buen radical, sin el coraje de un Belgrano. Y además Alfonsín era un hombre de ellos.

EGP:- Perdón... ¿De quiénes? 

SM:- De los godos, de los gringos. ¿Se olvidó ya de Mitterrand, Felipillo, la Fundación Adenauer?

EGP:- ¿Y Perón le caía bien? Digo... por militar y opositor a los gringos. 

SM:- ¿Tiene tiempo para que le conteste? (risas). Pero no, militar no es garantía de nada, y menos en el siglo XX. El gran mérito de Perón ha sido, creo, su ubicuidad histórica. Supo estar al pedo, pero temprano. Y eso a veces no es poco, y no es tan al pedo. Era un gran estratega, eso sí. Y vivo como él solo. Me hubiera gustado tenerlo en la caballería.

EGP:- No le voy a preguntar por Rosas. Pero esta entrevista no se justifica si no halbamos de Perón...

SM: - Ya hablamos. No quiero decir nada que provoque inquietud y agitación entre los argentinos, y tampoco quiero poner mi nombre en el centro de las maledicencias. No olvide que desde el limbo no tengo cómo defenderme.

EGP:- Las páginas de EL GRILLO PROMISCUO están siempre abiertas para usted, General. 

SM:- (Silencio épico) No me diga cosaa que no he de creer, muchacho. Así como hoy os soy útil en tanto que entrevistado ilustre, mañana Ud. y su periódico me han de olvidar acaso. Leo la prensa argentina y sé cómo son las vicisitudes de aquello que llamáis fama.

EGP:- Realmente suena como un hombre de la actualidad, casi como hombre de medios. 

SM:- De medios y de Remedios (risas). Créame, mi pasión siempre llegó más alto que aquesas cumbres nevadas de los Andes. Y hablo de la auténtica integración americana y no de las tomas de riesgo de El Santo de la Espada. No es nada personal con el cine argentino, ni con Alfredo Alcón ni con Rodrigo de la Serna. Y en cuanto a Perón, es un camarada de armas y lo respeto, pero no apruebo toda su actuación política. No soy un gorila, por las dudas... Pero conservo a la vez mi lucidez y mi lealtad masónica ante los avatares de la historia.

EGP:- Hablando de avatares y de películas, ¿se anota para ver la nueva de Cameron? 

SM:- ¿Qué cosa?

EGP:- Avatar, una cinta como diría usted. Es del que hizo Titanic. Ud. es de ver cine, ¿no? 

SM:- ¡Ah sí! por cierto que he visto esa historia del Titanic (silencio evocador). Siempre me pierdo muchas partes por las idas al baño. Una tragedia, realmente. Y es una maravilla el "cine", como le dicen ahora al biógrafo. Pero le confieso que me asusta un poco. Tanta cosa moderna....

EGP:- Bueno, ahora se anuncia una nueva revolución tecnológica en la pantalla, algo superior al 3D, con Avatar. 

SM:- No entiendo nada de esos quehaceres, creo que una cosa es ser inmortal e incluso estar muy al corriente de las grandes noticias, pero tengo mis límites. Nunca he podido amigarme con Internet, por ejemplo. De todos modos, déjeme Ud. decirle que no me gusta el uso y abuso de la palabra revolución. Desde aquel monstruo que se llamó Paritdo Comunista hasta los cipayos indignos del uniforme patriota que levantaron sus armas una y otra vez contra paisanos de a pie y mujeres y niños indefensos. "Revolución Libertadora", "Revolución Argentina", "Revolución del '30"... ¡Cuánta impudicia e hipocresía!

EGP:- ¿Y de la Revolución Cubana qué me dice? 

SM:- Otra decepción. Un pueblo que merece mejor vida. Pero ese Fidel no es de fiar. Si los cubanos creen en él, allá ellos. Aunque ahora gobierna su hermano José.

EGP:- Raúl. Es Raúl Castro.

SM:- ¡Es verdad! Se llama Raúl, sí. Debo de haber pensado en José Bonaparte. Vaya yerro. A fe mía que es un "lapsus", como dicen ahora.

EGP:- En eso pensé. ¿Creyó en el Che? 

SM:- Nunca. Pero tenía toda mi simpatía y mis respetos como combatiente, aunque de la guerra sabía muy poco.

EGP:- ¿Y de política? 

SM:- Un poco más. Pero no mucho.

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