miércoles, 14 de octubre de 2020

Tu pantalón

A Patricia, en consonancia con sus imágenes.

 Descansando en una silla, 

balanceándose en la soga 

o acurrucado a la orilla 

de la cama en modo yoga. 

Con su seducción sencilla, 

con su vocación de toga 

- que no es gato pero brilla 

y en la penumbra interroga -, 

con su aroma de vainilla, 

su bermellón que prologa 

cierta pálida canilla 

jardinera y pedagoga.

Es la puerta y la mirilla 

donde este voyeur dialoga 

con la desnudez de hebilla 

y la ansiedad que lo ahoga. 

Tu pantalón, musa pilla, 

es la foto que prorroga 

mi placer y mi cosquilla 

y es mi placebo y mi droga..

Un malvón en la buhardilla 

de mi prosa demagoga. 

La delicada vajilla 

de ese cóctel Saratoga

que es el el mar de tus Antillas 

donde este remero boga 

descubriendo, milla a milla, 

tu belleza que me azoga .


Daniel Aráoz Tapia


 

sábado, 10 de octubre de 2020

Soneto viral (para leer con tapabocas)

Aráoz Napia*, manteniendo la distancia


¿Control social impuesto o consentido? 

¿Normalidad de nueva esclavitud? 

¿Resignación viral ante el rugido 

de posverdad entre la multitud? 


Devotos del barbijo y la burbuja 

sobreactúan asepsia y pulcritud 

y en su coto de caza siempre hay bruja 

a quien culpar de asalto a la salud. 


El cuidado se vuelve terrorismo. 

El miedo es la pasión de la tribuna 

que te incita a evitar el desahucio 


zampándote en la cara un trapo sucio 

y a Dios rogando y en Su nombre al mismo 

que te vende la peste y la vacuna. 



Daniel Aráoz Napia, octubre 2020 

(Especial para Letras por el Buen Vivir

Foto gentileza Aráoz Napia /  Remera: Asamblea Pachamama Uruguay 

El nick Aráoz Napia aparece por cortesía de Paris A.Q.

sábado, 3 de octubre de 2020

Que se queden en casa, que no salgan (Rezo por vos)

Fotograma: Patricia Morante



 Que se queden en casa 

los incendiarios del bosque, 

los taladores de la vida, 

los sicarios del ecocidio. 


Que se queden en casa 

los usurpadores de la casa común,

los parricidas planetarios, 

los asesinos seriales de la biodiversidad. 


Que se queden en casa 

los cazadores y los ejércitos invasores 

y los generales y los gerentes generales 

y los soldados que viven y mueren de obediencias. 


Que se queden en casa 

los enemigos naturales de la naturaleza, 

los seres humanos que con naturalidad 

dejan sin casa al resto de los seres. 

 

Que se queden en casa 

los fabricantes de cáncer 

que sanitizan la piel de nuestros miedos 

y fumigan pandemias sobre nuestras vidas.


Que se queden en casa 

los vendedores de humo industrial 

y sus pobres peones que agradecen 

la apertura de nuevas fuentes de veneno. 


Que se queden en casa 

los hijos necios de la madre tierra, 

los pastores del santo consumismo 

con su mismo ecuménico fervor por el oro. 


Que se queden en casa 

los que te dicen que te quedes en casa 

mientras esparcen virus de negocios 

de pura cepa desalojadora. 


Que se queden en casa todos ellos, 

los terricidas, y que se cuiden mucho 

de mi memoria y de mi libertad,  

de mi carencia de todo, hasta de miedo. 


Que se queden en casa, que no salgan, 

porque a esta casa azul ya hay quien la cuide. 


Daniel Aráoz Tapia, octubre 2020