Facundo Astudillo Castro,
hijo y nieto y familiero,
con una ilusión sandía
va a Bahía Blanca, resuelto.
Morocho de murga y bacha,
va enamorado y a dedo.
Su sonrisa se agiganta
sobre su cuerpo pequeño.
A la mitad del camino,
llamó a mamá por teléfono.
Dijo "no te imaginás
dónde estoy", y ella fue un trueno.
Y a la mitad del camino,
de pie junto a un patrullero,
Policía Bonaerense
desapareció sus sueños.
El año se va despacio,
cuarentena y atropello,
dejando una larga lista
de torturados y muertos.
En Pedro Luro lo aguardan
vecinos y compañeros.
Y una madre que repite
que tendrán que devolvérselo.
Facundo Astudillo Castro,
hijo y nieto y compañero
viaja ya sin su sandía
por un país de silencio.
Insurgencia, ¿estás ahí?
Si te subleva el silencio,
preguntales por mi nombre
a fiscales y gobiernos.
Ni es insurgencia olvidar,
ni callar es de insurrectos.
Se acabaron las excusas
para mirarse al espejo.
Si hablamos en buen romance:
no me entierres bajo tu ego,.
A los ciento y tantos días,
en Luciano Arruga pienso,
mientras que la Bonaerense
al Cufa no lo ha devuelto.
Y a los ciento y tantos días,
también en Santiago pienso:
¡Desaparición forzada!
¡Éste es mi grito insurrecto!
¿Dónde está Facundo Castro?
Que me responda el gobierno.
Daniel Aráoz Tapia, agosto 2020, Argentina, Estado policial
Ésta es una versión muy libre de un romance de Federico García Lorca y es mi aporte al encuentro artístico de "Insurgencia Cultural 2020" que homenajea a Federico en el aniversario de su asesinato.
#FacundoAstudilloCastro #DesapariciónForzada