martes, 25 de octubre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

¿Soria, qué Soria? Ah no sé, de Priebke yo no me Río, Negro


"Soriame, Mauri" es, según la tapa de El Grillo Promiscuo de hace un par de semanas, la sentida excusa del gobierno popular ante el líder del Pro, amigo del Fino Palacios e hijo del empresario pro-K Franco Macri. Lo cierto es que el cómodo triunfo electoral (53%) y el consiguiente ascenso del espía que investigó a Cristina y a Néstor en 2002 a la gobernación de Rio Negro (ahora con el apoyo y aval de su ex-investigada) es, cuanto menos, uno de los hechos políticos del año.
Al menos, Verbitsky dice un par de cosas sobre Carlos Soria, quien sonríe en la foto junto al nazi Erich Priebke. "El primer deber de un liderazgo político cuando hay elecciones es ganarlas, pero no a cualquier precio", lanzó el periodista de Página/12. ¿Habrá que creerle?
Yo, por las dudas, no me meto.

lunes, 17 de octubre de 2011

Cine Palestino: Los limoneros (Lemon tree)


Todos los martes en La San Juan: 1º Ciclo de Cine Palestino. Arranca el 18 de octubre con Lemon Tree (Los limoneros) de Eran Riklis*. Entrada libre y gratuita

Enlace
*Esta película ganó el Premio del Público en el Festival de Berlín 2008. Más info en:
http://www.filmaffinity.com/es/film751693.html
Enlace.

jueves, 13 de octubre de 2011

Desmemocracia

Arre!

Meten presión.
Si la presión no basta,
arremeten.
Si no basta,
meten represión.

Si decís basta y te metés,
es presión.
No expresión.

Pero no basta.
Si no te arrean,
meten presión.
Vasta presión.

Basta.

D.A.T. (Desmemocracia)

miércoles, 12 de octubre de 2011

Feria de la Literatura Tucumana (2º Octubre Literario y Cultural)

ÚLTIMO MOMENTO: REPROGRAMACIÓN

Estimados colegas: la feria de la literatura tucumana organizada por la Facultad de Filosofía y Letras fue reprogramada para el 11 de noviembre. Las razones las explico en el blog del encuentro
www.octubreliterario.blogspot.com
Esperando sepan entender los motivos de la reprogramación e invitándolos una vez más a participar,los saludo afectuosamente.
Prof. Oscar Barrionuevo

Como hace casi un año, vuelve a la plaza San Martín el encuentro de libros y revistas a cielo abierto: este sábado 15 se realizará la segunda Feria de la Literatura Tucumana, en el marco del 2º Octubre Literario y Cultural de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. Una excelente iniciativa que el año pasado marcó un notable precedente en la agenda primaveraniega de la cultura local. ¡Vamos que venimos!

EnlaceAunque la fecha de la foto diga otra cosa, la primera Feria tuvo lugar en plaza San Martín en noviembre de 2010, como cierre del Octubre Literario inaugural. ¡Aplausos para los organizadores!

martes, 11 de octubre de 2011

El proyecto Rosenzvaig: un paradigma (Alejandro Carrizo, desde Jujuy)


El proyecto Rosenzvaig: un paradigma

Casi todo se lo debo. Nos iniciamos juntos, en muchos aspectos: cuando recién empezábamos a garabatear papeles con intención de ser escritores. Él con sus notas periodísticas para “Aquí y Ahora” (tan singulares, por cierto) y yo con mis poemas. Por supuesto firmábamos con seudónimo –él se llamaba Eduardo Ron–; era la época de la clandestinidad. Nuestros hijos Gonzalo y Pablo nacieron el mismo año, y compartimos el entusiasmo de la canción de Viglietti: “Gurisito mío”. Por supuesto, juntos militamos en el área cultura de la Federación Juvenil Comunista (la Fede). Después vinieron las brigadas de café a Nicaragua; él fue, yo no, yo ya estaba enojado, me estaba yendo del partido. Él siguió, pero antes que el partido estaba su ética personal, y eso hizo que nunca nos separáramos. Y el arte, por supuesto, el arte como militancia. Creo que él confiaba más en mí que yo mismo. Me incitaba, me buscaba. Eduardo presentó todos mis libros (9 hasta ahora), pero nunca voy a olvidarme del primero, que no era un libro, era una cartilla fotocopiada. “Un poeta ha nacido en el norte…” dijo (aún sigo pensando que exageraba). Estaba más entusiasmado que yo, quizá porque él todavía no había publicado. Pero pronto llegó su turno. Me convocó, ya no a tomar un café (o mejor un té, como a él le gustaba), sino a una conversación de trabajo en el altillo de su casa, en su bohardilla. El asunto parecía serio. Y lo fue. Había que corregir y publicar “Historia social de Tucumán y del azúcar”.

Ahí conocí a “la máquina rosenzvaig”. Estuvimos más de un año juntos, casi 18 horas diarias, a veces incluidos los domingos. Yo no salía de la bohardilla corrigiendo el mamotreto (escribía igual que Marx, con un gran margen blanco a la izquierda para las anotaciones); él hacía varias cosas: un rato escribía, un rato leía, estudiaba, o preparaba las clases, y otro rato atendía la bicicletería (¡sí, vendía “tripillas”, cadenas, cuadros, rayos y hasta parchaba a veces!), pero debajo del mostrador de atención al público tenía un cuaderno, una lapicera, un libro de Foucault y el mate, por supuesto. Todo quedaba con los bordes engrasados, sobre todo porque no veía un carajo, tenía un problema en la córnea. De ahí en más la topadora rosenzvaig no paró más (¡publicó 40 libros!). Yo estaba alucinado porque nunca había conocido a alguien tan consecuente, tan noble, tan obsesivamente productivo, pero sobre todo tan simple, tan niño. Y, quizá lo más importante, tan desprendido, tan solidario. Yo no se lo podía decir, pero me preguntaba “¿cómo se hace para ser tan buena gente?, ¿cómo se hace para no tener malos pensamientos, para ver siempre el vaso medio lleno?, ¿cómo se hace para no cagarse de odio y no putear en Tucumán?”. Sí, lo tengo que decir, Eduardo era un “puro”, un “mahatma” (sí, no hagan esas caras, no hay otra forma de decirlo). No era ingenuo, ¡por favor!, era consecuente. Y contundente en la lucha sin denuedo contra el fascismo, con una de las mejores armas: la producción intelectual. Por ahí hay compañeros que dicen “era comunista”; perdón, con todo respeto, decir sólo eso es, al menos, un reduccionismo. Era un hombre de una ética impecable, ni bueno ni malo, justo. El “proyecto rosenzvaig” es un paradigma, sí. Y tenía, por supuesto, muchísimos admiradores (sus amigos, sus lectores, pero sobre todo los alumnos que llenaban el aula de su cátedra optativa de Historia del Arte) y también –como corresponde– algunos detractores, sobre todo por reflejo de clara impotencia.

Una sola vez me mintió, y mal. Yo había estado trabajando en el diario “La Gaceta”, con un sueldo más que interesante, por supuesto, ya hacía más de un año. Esa tarde yo caminaba por la calle Buenos Aires, destruido, hacia su casa. Me habían echado del diario (tuve la insolencia de participar en el sindicato) y encima me habían asaltado en mi casa, me habían robado hasta los calzoncillos. Eduardo me esperaba en la puerta de la bicicletería. Me dio un fuerte abrazo y me dijo: “Vení, tengo ahí una ropa que ya no uso… ¡Qué va a hacer!... Por lo del diario –me dio otro abrazo–, te felicito, es lo mejor que te pudo haber pasado…”. A los cinco días me llamó por teléfono:

–Necesito un favor tuyo urgente. No me podés decir que no.

–Sí, hermano, lo que quieras –le dije.

–Gané una beca, tengo que hacer un trabajo de investigación en el Archivo Histórico, pero no me dan los tiempos, si no me ayudás me van a joder…

–Contá conmigo, por supuesto –le dije.

–Pero vas a cobrar, mirá que es buena plata…

–Perfecto –le dije–, si no, no importa…

–¡No, tenés que cobrar, hacerme factura y un informe, si no, no me bajan la plata!…


Estuve trabajando casi un año en el Archivo, cumpliendo horario y haciéndole los informes, como a él le gustaba. El trabajo estaba bueno, pero yo decidí irme a vivir a Buenos Aires. Me dijo que no había problemas, que él lo terminaría porque ya estaba mejor con los tiempos, que me agradecía mucho y que nunca olvidaría el favor que le había hecho. Por supuesto, siempre volví a Tucumán, desde Buenos Aires o desde Jujuy, y siempre volvimos a encontrarnos, siempre estuvimos armando proyectos: de charlas, de presentaciones, de artículos, con la revista “El Duende”, con Apyme, con el Plan de Lectura, y últimamente con la gran ayuda que me dio para que la madre de mi hijo recuperase el trabajo que había perdido cuando la secuestraron en los ´70. Bueno, después de muchos años me enteré de que nunca había existido tal beca, ni que nadie había bajado fondos. Él me había estado pagando de su bolsillo, mintiéndome, y nunca me dijo nada. Ése era Eduardo.


Este año, la última vez que estuvimos juntos fue hace unos meses, en su bohardilla (¡con más de 15.000 libros!); me mostró la cicatriz de la operación y me contó todo rápidamente, para pasar a lo que realmente nos importaba: los proyectos. Justamente “Proyecto Minka” se llamará la revista (que aún no salió), y el Partido Solidario: “Dale –me dijo–, vos en Jujuy, yo en Tucumán; hay que hacerlo…”.


Puedo decir, sin temor a excesos, que Eduardo Rosenzvaig fue un medio, un significante protagónico en la lucha por la transformación de una sociedad, la tucumana, una especie de sobrehueso simbólico (con el prisma del arte en la mano, con la belleza) obturador de ese cuerpo social tan abstruso como fatuo. Imposible, ahora, ingresar en el conocimiento del fenómeno tucumano sin pasar por el filtro Rosenzvaig, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


Por mi parte, cuando mis hijos y mis nietos me pregunten por qué me falta un brazo, podré decirle que ese fue el precio de haber conocido a un hombre con mayúsculas, a un “gran-alma” llamado Eduardo Rosenzvaig. Si me pidiesen que lo pinte, haría una rayita simple, una sonrisa.


Alejandro Carrizo

Jujuy, octubre de 2011

Enlace

domingo, 9 de octubre de 2011

Un jardinero de la memoria

Hasta siempre Eduardo Rosenzvaig

El Consejo Editorial de la Revista Herramienta despide al querido Eduardo, amigo y colaborador de muchos años. Saludamos en su memoria al compañero que supo poner rigor y buen humor en el estudio y desentrañamiento del pasado. Como un jardinero de la memoria colectiva, cuidó cada brote, cada gajo y cada rama de nuestra historia en la que se detuvo a mirar y reflexionar. Nos invitaba siempre a la reflexión crítica, a la esperanza y a la buena prosa. En sus clases, en sus libros y en sus artículos, Eduardo vive. Y en todos y todas quienes disfrutamos de su humanidad y de sus aportes.

sábado, 8 de octubre de 2011

Eduardo Rosenzvaig, in memoriam



Un tipo que hizo buenos y muchos aportes a la memoria colectiva, histórica y social. Un respetuoso homenaje a su memoria, que está en sus obras y en sus alumn@s.

martes, 4 de octubre de 2011

Microssover (serie Microrrelatos)

Ella era tan alta que jamás llegué a besar sus pantorrillas. Admito que acaso no me esforcé cuanto debía, pero es mentira que en la cama no se notan las diferencias.

Daniel Aráoz Tapia (serie Microrrelatos)

Mujeres a Escena - 7 al 12 de octubre



Trailer de promoción del festival que se realizará, en su 4º edición, en las salas Ross, Brecht, El Círculo, El Árbol, Caviglia y La Red Lules.

http://www.youtube.com/watch?v=lbQYFnsNHYA

sábado, 1 de octubre de 2011

Pintada está mi casa / Ernesto Dumit



Este video contiene imágenes sin editar que forman parte de un trabajo del realizador francés Marc Mopty. Un testimonio del artista plástico y escenógrafo Ernesto Dumit, acerca de su creación antes, durante y después de los años de plomo. El material fue subido a internet hace pocas horas por su hijo Pablo, al cumplirse cuatro años de la muerte del maestro.
El "Turco" Dumit se fue una semana después de grabar esta entrevista, el 1 de octubre de 2007. Su obra vive, con más luz que nunca, en el lugar que fue su hogar y su taller, actualmente convertido en el museo y espacio cultural Casa Dumit.

Otra charla mano a mano con el artista se puede ver aquí.Enlace