VIRGO*
A Marce Conti
Desde dentro de mí misma
te miro con los ojos cerrados,
trémula (¿desde siempre?),
aterida y ansiosa.
Dame tu mano, llévame a ver el mundo.
Quiero ver, quiero verte.
Desde dentro de mí misma
te llamo con los puños crispados,
con el grito sin voz que se grita en los sueños,
plácida y agitada.
Déjame tomarte en la palma de mi mano.
Quiero ser tu gigante, tu dueña.
Yo soñé con altares y dioses y martirios.
Yo vi el fuego terrible donde morí hace mucho.
Quiero lanzar mis pájaros mudos a tu garganta
y estrellarme en el fondo con los ojos abiertos.
® Daniel Aráoz Tapia
2 comentarios:
La estrofa final es muy conmovedora. Leyendo esto pensaba que me hubiera gustado que me convoquen / invoquen con esas palabaras...
/ provoquen ?
Coincido con vos en que lo mejor que tiene el poema es la estrofa final. Creo que esa lo salva... o mejor, lo justifica, si es que eso significa algo.
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