Palestina libre!

Palestina libre!
Con los ojos y el corazón en Gaza

martes, 27 de mayo de 2014

Ecorrelato

La ecología le quitaba el sueño. Y, detallista como era, contaba abejas para dormir. 

© Daniel Aráoz Tapia




sábado, 17 de mayo de 2014

Embajadores de la mafia / History

Reunión secreta en La Habana, diciembre 1954. Escenas rodadas en Tucumán, diciembre 2013 . 
(Foto Ariel Gómez Jiménez)
En la foto, entre otros, los actores Luis Gómez, Dany Aráoz Tapia, Rosendo García, Armando Díaz, Jorge García, Sergio Aguilar, Rubén Lizondo y Aníbal Rueda.


http://www.lagaceta.com.ar/nota/590947/ocio-espectaculos/embajadores-mafia-tonada-local.html

http://www.eltiempo.com/entretenimiento/cine-y-tv/embajadores-de-la-mafia-por-el-canal-history/13998616



https://www.youtube.com/watch?v=4sjWLiul4WE

https://www.youtube.com/watch?v=b4i471kRSX4

jueves, 15 de mayo de 2014

Gramasutra: Pornombres

Gramasutra

Yo, tú, él, ella... son pronombres.
En plural, pueden ser pornombres.

D.A.T.

domingo, 11 de mayo de 2014

Brascó, la morriña y la nostalgia



"Para describir un vino, el ejercicio de la poesía es utilísimo, porque en definitiva la poesía no es más que la búsqueda de palabras para describir matices, percepciones, cosas difíciles de explicar. Diferenciar conceptos más bien esotéricos, como la diferencia que hay entre la morriña y la nostalgia. La descripción de los vinos es peliagudísima, porque en realidad los vinos son un invento. No existen vinos: existen botellas. Y de hecho no existen botellas, sino que existen momentos. Es todo muy subjetivo."

Miguel Brascó (1926-2014)


jueves, 8 de mayo de 2014

Panconi, ¡qué trovador!

Hugo Fernández Panconi, mendocino de Atuel
Escuchemos... 

GIMÉNEZ, ¡QUÉ JUGADOR!

Con esa cara de arquero
que la va a buscar adentro
deambula por las veredas
baldosa floja y estiércol
Gambeta amague y enganche,
de rastrón, cortita al pie,
nunca fue resultadista
y el resultado se ve.

Matar la vida de pecho
y darle de sobrepique
pero en los tiempos que corren
te deja afuera el achique.
Con un esguince en la suerte
sigue buscando el descuento
hasta que la muerte pite
que ya no hay segundos tiempos...

De vez en cuando una lata
se le hace que es el cuero
a la carrera y de punta
intenta agujerear el cielo,
la lata que ignora todo
se estrella contra un portón
y al lado prende el milagro
estadio gol y ovación
no son los perros que ladran
es la hinchada y su canción ...
vamos que hoy juega Giménez,
Giménez ¡qué jugador!

Y así se vuelve tranquilo
a dormir a la pensión
y no contesta las cartas
que llegan del interior
A qué regresar sin gloria
a qué dar explicación
cada cual se hace la historia
la suya es una ilusión.

Y allá dirán los muchachos
sin duda en la afirmación
juega bien ese Ronaldo
pero Gimenez… qué jugador!!
Con esa cara de arquero
que la va a buscar adentro
deambula por las veredas
baldosa floja y estiércol

De vez en cuando una lata
se le hace que es el cuero
a la carrera y de punta
intenta agujerear el cielo,
la lata que ignora todo
se estrella contra un portón
y al lado prende el milagro
estadio gol y ovación
no son los perros que ladran
es la hinchada y su canción ...
vamos que hoy juega Giménez,
Giménez ¡qué jugador!

Hugo Fernández Panconi

ESCUCHÁ EL AUDIO AQUÍ

viernes, 25 de abril de 2014

Placebo en abril

--      PLACEBO EN ABRIL      --

Claro que soy armenio. 
¿No se me nota? 
Lo soy 
desde hace casi un siglo. 
Como soy judío desde los '40 
y palestino desde la posguerra. 
Como soy negro de toda negritud 
y soy indio desde que vinieron. 

Soy tan viejo que me duelo, 

y mi memoria 
no me cura, es sólo un placebo. 

Daniel Aráoz Tapia, 24 de abril 2014 

sábado, 19 de abril de 2014

jueves, 17 de abril de 2014

Ana Gloria Moya / Mi idilio con la manga del saco de Gabriel García Márquez

Hoy murió García Márquez. Vaya por él (y más que nada, por nosotros) este cuento de la tucumana Ana Gloria Moya, quien nos dejó hace medio año y hoy, precisamente hoy, cumpliría 60 años. Si supieras, Ana... 
Ana Gloria Moya (17/04/1954 - 7/10/2013)

Aquella mañana ningún sexto ni séptimo sentido me alertó de lo que viviría. Juro que ni siquiera lo presentí. Sabía que él deambularía por allí. Sabía también que moriría de congoja si no lo divisaba al menos desde lejos. Atisbar su nariz curvada, su pelo ondulado. Sólo eso me haría tocar el cielo, que para mí está muy cerca de él. Pero hasta ahí llegaba mi fantasía: observarlo a la distancia. Ver pasar su figura, mi adoración. Con eso me conformaba. No me animaba a soñar más. Aprendí ya del peligro de los sueños desbocados, de los amores contrariados, de las pasiones que quebrantan. Me conformo con poco y así los dolores se atenúan y la vida no duele tanto.
Desde mi solitaria adolescencia atravesada, como todas, por angustias y recelos, sus perros azules y su bello ahogado fueron para mí amparo y regazo. Certidumbre de saber que tenía quien me escribiera.
gabriel garcia marquezMientras desayunaba en el cuarto de mi hotel, próximo a la Feria del Libro de Guadalajara, leí en el programa de aquel día que en la Sala Juan Rulfo, Gabriel García Márquez acompañaría en la mesa a Carlos Fuentes. Miré mi reloj, faltaba una hora. El pecho amenazó detonarme de júbilo. Me inquieté. Hacía ya tiempo que mi corazón vivía sin sobresaltos. Pero de repente ya no me alcanzaba atisbarlo. Bajé la guardia y decidí que por ese sólo día no esquivaría la esperanza. Haría un espacio a la ilusión, daría la espalda a la realidad. Sólo por ese día, no fuera cosa que el delirio pretendiera manejarme como antes, cuando soñaba con desenfreno y vivía con intensidad. Resolví que quería entrar al lugar y sentarme a contemplarlo, sólo eso, todo eso.
Presa de un frenesí inadecuado comencé a revolver entre la ropa que había llevado, descabelladamente, en mi valija. Nada servía para mis propósitos. Lo inapropiado imperaba en mi ajuar. Desde “un saquito por si refresca” hasta un vestido clásico negro “para cualquier ocasión”, resabios grabados a fuego de consejos maternos que advertían admonitorios de la imperiosa necesidad de tener siempre lista la “ropa interior para ir al médico”, jamás para el goce de los cuerpos. Con el saquito bien podía limpiarme los zapatos ya que el calor de la Feria lo convertiría en un instrumento de tortura. Al vestido clásico negro podía donarlo a una novicia que de seguro lo descartaría por austero… Desolada me senté en la cama: ahí estaba el resultado de años de esquivar las emociones. Vestuario inútil para el regocijo, guardarropa inservible para la seducción. Y como si no fuera suficiente para el desaliento, debía lidiar con mi figura, que me jugaba diabólicas pasadas de un tiempo a esta parte.
Mi cuerpo había cobrado vida propia: desobedecía las dietas, se ensanchaba en sitios impensados, se curvaba en lugares inesperados y, con terror, descubría cada vez con más frecuencia la figura de mi madre en el espejo. Me incorporé de un salto: ninguna desalmada abuela reencarnada en aquellas prendas ridículas iba a desmantelar mis planes. Volví a la carga y con mirada menos exigente pasé revista a mis trapos. Había llevado un poco de todo: prendas viejas, nuevas y prestadas por amigas piadosas“Algo nuevo, algo usado, algo azul y algo prestado”, canturree mientras me enfundaba en mi viejo jean y me abrochaba una camisa que me acompañaba desde varias primaveras. Negra, por supuesto. Me calcé unas botas negras de gamuza de taco muy alto, contribución de mi hija –“por favor, llevate algo decente”–, que me otorgaron cierta esbeltez y poco equilibrio; me pinté bastante más que lo habitual; perfumé desde mi cuello hasta la cartera, y con paso lento por las botas, pero no seguro, por la misma razón, abandoné la habitación.
Con fingida calma me dirigí al lugar. “Por si acaso, lo intento…”, rumié aterrada, escudada en ese débil  “quizás”, para no naufragar en el  desengaño. Si corría –no lo veía probable con aquellos tacos–, si robaba un lugar en la fila, si me volvía invisible para la multitud que de seguro aguardaba en la puerta, podría ver en persona al mismo cielo.
Me escurrí invisible entre la muchedumbre, avancé casi en cuclillas,  vislumbré el milagro de una silla vacía en la primera fila y, sin pudor, me deslicé triunfal sobre ella. Las voces se acallaron y, en medio de un silencio reverente, subieron al escenario los ilustres. Entre ellos, él. Envuelto en olor a guayabas. Mi amor sin demonios.
carlos fuentesLas luces se apagaron. Si bien ya estaba advertida por el programa de la Feria que Gabriel García Márquez sólo acompañaría en la mesa a Carlos Fuentes, me inundó una enorme decepción. “No voy a escucharlo, no voy a escucharlo”, me escandalicé. Luego me reté con furia por no disfrutar aquel regalo. Suspiré resignada y me dediqué con desenfreno a recorrer su figura, escudriñar su mirada, aprenderme de memoria su sonrisa. Que nadie me pregunte nunca qué se dijo en aquel importante evento.
Al concluir la conferencia, mi amado de alas enormes bajó del escenario entre aplausos y apretujones. Lo aguardaba una marea de admiradores que lo empujaban de un lado a otro, haciéndolo tambalear. Rendido por tanta devoción, buscó seguridad en la silla más próxima: la que estaba exactamente al lado de la mía… Blacamán me había regalado ese milagro y no me importaba el costo. Ahí estaba yo, atónita y temblorosa, a su costado derecho, unos pocos centímetros atrás. Ambos sentados en la primera fila. Silla contra silla. La de él y la mía. Él y yo. Y sin advertencias, como suceden las cosas primordiales, viví un efímero romance con la manga del saco de Gabriel García Márquez. Con Gabriel García Márquez adentro del saco.
Náufraga muda, con mi coraje a medias y mi vergüenza desorbitada, imposibilitada de alzarme de mi asiento para acoplarme a los valientes que lo palmeaban, abrazaban y besaban. Paralizada, incompetente para requerirle, como el resto del mundo, un autógrafo, una dedicatoria, una foto. Ni siquiera me movía de aquella silla azul trabada a la de él. Simplemente flotaba sobre mi asiento mientras mis ojos enfocaban la manga de su saco, a escasos centímetros de mi mano, como el único territorio posible.
Claro que soñé encontrarlo. Muchas veces. Imaginé pasillos de alfombras rojas en los que nos cruzábamos y yo festiva y ocurrente, entre tintineos de pulseras, lo besaba resuelta y le decía:
—Maestro, ¡qué placer!
Pero así, manga a ojo, trama verde y negra jaspeada a yema de dedo, acariciando la textura de la tela de su saco, nunca deliré.
Mientras yo permanecía en patético trance, él sonreía paciente y firmaba los libros que la raza de valientes admiradores, a la que yo definitivamente no pertenecía, le acercaba con descaro e irreverencia. Con una sonrisa estúpida, a la derecha de su manga derecha con mi dedo índice yo continuaba acariciando con unción la tela jaspeada, eternizando el instante, ya vencida por las evidencias de que era una cobarde. Admitiendo que nunca sería festiva ni ocurrente. Y que nunca tuve pulseras tintineantes.
¿Dónde había quedado la que años atrás bajaron de decenas de escenarios de festivales musicales, la que fue vergüenza de sus hijos en múltiples recitales donde el frenesí me empujaba sin pensar en el ridículo?
Sobre mi parálisis sobrevolaban mariposas amarillas y nunca me sentí tan poca cosa. Sólo mi dedo se movía con leves brincos, cada vez que tropezaba con un nudo diminuto del tejido de su saco. De la manga derecha de su saco, de la que me había hecho propietaria a fuerza de tantos frotes. Desfallecida de dicha, era ya una hebra más de aquel género sobre el que mi dedo delineaba praderas verdes y oscuras.
Cerré los ojos por un  instante mientras me hundía en aquellos pastos bicolores. Él y yo caminábamos de la mano. Éramos Remedios la bella y Mauricio Babilonia temblando de cercanía, en una verde pradera salpicada de guijarros negros. Nuestros pasos se adaptaban armoniosos, avanzando sobre la grava montuna de su manga, que atenuaba nuestra marcha, mientras me susurraba al oído que cabe todo abril en una rosa.
Los murmullos del mundo y sus hojarascas me expulsaron de mi paraíso. Abrí los ojos. Resignada recuperé mi movilidad y con desconsuelo ordené a mi mano que ordenara a mi dedo que basta de caricias. El paño, sin dudas, se había adelgazado a fuerza de tocarlo. Intentaría, con una hilacha de audacia, ponerme de pie, darle la mano, mirar de frente su rostro afectuoso al que comencé a reverenciar desde mis cientos de soledades. Si no lo hacía, si no me atrevía a perder mi invisibilidad, no existiría para mí una segunda oportunidad sobre la tierra.
Dominando mi cobardía, comencé a levantarme lentamente de mi silla, encandilada por los flashes que no cesaban. Pero su asiento enganchado en el mío, ya sin mi peso, hizo que él se tambaleara. Entonces giró su cabeza hacia mí y sus ojos me sonrieron:
—No te vayas, que me caigo —me dijo.
gabriel garcia marquez y carlos fuentesFulminada por su pedido, me desplomé sobre la silla. Y por un instante me sentí ama absoluta de su universo. Sin mí él se caía. Yo lo sostenía con mi cuerpo, era la dueña del equilibrio de Gabriel García Márquez. Y permanecí inmóvil en mi silla, con mis pies torturados por las botas de gamuza de taco muy alto y mi tonta sonrisa que ya acalambraba mis mejillas. No osaba siquiera respirar, no fuera que hiciera tambalear al maestro. No fuera que el mágico paseo por la pradera de su manga se borrara de mi memoria y sus laberintos con un mínimo balanceo. Los sueños son de una gasa tan frágil que el imperceptible roce de la realidad los hace desaparecer. Si lograba que la yema de mi dedo grabara para siempre esa textura, habría alcanzado la eternidad sin funerales.
Dos hombres de seguridad, se aproximaron decididos y ceñudos a salvarlo de los excesos de la idolatría. Entre brazos extendidos y llenos de fervor que le imploraban unos minutos más, lo ayudaron a incorporarse de su silla, a marcharse de mi lado. Ver alejarse para siempre de mi vida aquella espalda encorvada, enfundada en mi prado verde y negro, me hizo recobrar la voz:
—¡Sólo Dios sabe cuánto te amé! —casi le grité, aterrada ante mi impudor, creyéndome Juvenal Urbino antes de morir.
Se detuvo, se dio vuelta hacia mí y sonriendo apenas, como  se sonríe a un fantasma, me susurró con el timbre exacto que utilizó cerca de mi oído en la pradera:
—¡Gracias!
Y yo supe que a partir de ese relámpago de amor sólo me restaba envolverme en el azul del cielo, que para mí sería ya para siempre color verde oscuro y negro, y morir feliz, sin anunciar mi muerte a nadie.

Publicado en Historias de guardarropa (Ed. Planeta, 2010) 
Texto del cuento, online aquí.

jueves, 10 de abril de 2014

El Tucumanazo (D. Heluani / R. Kotler)



Dicen los coguioniestas Heluani y Kotler:

Épicas jornadas de lucha y rebeldía vivió el pueblo tucumano. Entre 1969 y 1972 se levantó resuelto a enfrentar a la feroz dictadura de Onganía. Tres Tucumanazos fueron el resultado de la resistencia obrero--estudiantil contra la opresión. Resistencia contra el cierre de los ingenios azucareros. Resistencia contra el cierre del comedor universitario. Resistencia contra la dictadura. En Mayo del '69, paralelo al Cordobazo "Tucumán Ardía" solidarizándose con la lucha nacional. En Noviembre del '70 fue el punto culmine de la lucha contra la dictadura en jornadas que tuvieron en jaque a las fuerzas del orden. En Junio del '72, el Quintazo fue la lógica reacción ante el cierre del comedor universitario y el asesinato de un estudiante salteño. Tres Tucumanazos, El Tucumanazo.

viernes, 4 de abril de 2014

"Hay que enfurecerse pero sin perder jamás la cordura"


Yo no tuve un hermano 
así, pero sospecho 
-y que los creyentes me perdonen- 
que hay que enfurecerse 

pero sin perder jamás 
la cordura. 

D.A.T., Fal-cita

miércoles, 2 de abril de 2014

Física /Poema en twitter de Crazydrunkard




Tomado de la cuenta de  JW  2 de abr.
A 32 años de la estúpida guerra de Malvinas y a un año de la inundación de La Plata. Les dejo un poema:

martes, 1 de abril de 2014

Ana Giribaldi, poema inédito



Soy
apenas
ésto. 
Un par de
brazos
que reman
en tus aguas. 
Un par de
ojos
que te miran
cuando me miras
en el espejo
de
la noche
rebelde
o
sumisa
que nos
reúne
al acostarnos
y nos
mece
invisible
intensamente... 
Soy
estos labios
con alma
de palabras
con las que
te celebro
en silencio
en gemidos
o
susurros
en
las melodías
de
a menudo
donde te
sonrío
y
me sonríes
corres
y
camino
mientras
me alegran
tus ojos tristes.
Es esta
acaso
la hora
de la
confesión: 
Sentime,
vida mía... 
(Sólo
duermo
recostada
en tu
aliento) 

ANA GIRIBALDI (Santiago del Estero)

viernes, 21 de marzo de 2014

Poemanencia (¿la penúltima revista?)




Poemanencia 


Y seguimos aquí
haciendo mientras se puede 
o más bien amasando 
y encanutando 
después de Auschwitz 
y antes
del próximo estallido 
de vida. 


© Daniel Aráoz Tapia  2014

domingo, 9 de marzo de 2014

Cristina Linkopán, la Lonko




Cristina Linkopán fue, hasta su muerte en marzo de 2013 (con sólo 30 años de edad) Lonko (autoridad) de la comunidad mapuche Gelay Ko, cercana a la ciudad de Zapala. Según datos del Observatorio Petrolero Sur del año pasado, "desde hace más de 40 años se extrae petróleo de su territorio, actualmente opera el área la empresa Apache. Allí se perforó el primer pozo multifractura de Latinoamérica para la explotación de no convencionales (Yacimiento Anticlinal)". 

Durante los días 6 y 7 de diciembre de 2012 tuvieron lugar en el Hotel BAUEN de Buenos Aires las Jornadas de Resistencia a la Industria Petrolera. El encuentro, organizado por el Observatorio Petrolero Sur, Taller Ecologista y Ecosur, reunió a diversas organizaciones, asociaciones y comunidades indígenas directamente afectadas por la explotación y la expansión de la industria hidrocarburífera en Argentina.

Los vídeos que presentamos corresponden a los paneles desarrollados durante el día 6 de diciembre.

Para más información:

Link al programa de las Jornadas: http://www.opsur.org.ar/blog/wp-conte...

http://www.opsur.org.ar
http://tallerecologista.org.ar/sitio/...
http://www.fundacionecosur.org.ar/

A un año de la muerte de Tina (Cristina Linkopán), desde la Asamblea del Comahue por el Agua y el GAS (Grupo de Apoyo Solidario a Wincul Newen) hacen un llamamiento a "movilizarnos en forma simultánea y solidaria en cada territorio para honrar su memoria", que no es sino la misma resistencia mapuche en territorios de Argentina y Chile. 

https://www.facebook.com/events/294222200730125/



Apache, la lucha de una comunidad (video de Laure Barthau y Fabien Hery)





sábado, 1 de marzo de 2014

Hay muertos que no hacen ruido, llorona




Joan Baez grabó el album Gracias a la vida en 1974 y allí incluyó La llorona, canción tradicional de autor anónimo. Cuarenta años lleva ya registrada esta voz fresca que ha quedado para siempre en tantas generaciones enamoradas de su decir, de su lucha... y, como en mi caso, de toda ella.

martes, 25 de febrero de 2014

pero el padre canta... / Dumit x Paulina

El padre cantando frente a la piedra
la niña ha muerto
el padre cantando frente a la piedra
el padre que no cantaba
y ahora canta
frente a la piedra que cantaba

el padre de frente cantándole a una piedra
a una piedra de espaldas /de rodillas /a una piedra

a nadie
a nada
a una piedra de espaldas
a una piedra

el canto del padre
el canto

su niña nada
su niña ha muerto

son cientos y más los que ahora
andan con el padre que canta
con la niña muerta
cantándo frente a nada

son cientos y más que no cantaban
y ahora cantan

no quiero decir aquí ni odas ni loas
porque son de nada

quiero escuchar si de lejos
quiero escuchar si de espaldas

cantan frente a la piedra junto al padre

a la niña muerta
y no de espaldas
y no de rodillas

quiero venir aquí a cantar
a cantar con nada
con cientos y más
al padre de la niña muerta
yo que no cantaba
y ahora canto
porque ustedes cantan/

a nadie
a nada
a una piedra de espaldas
a una piedra

pero el padre canta...

Pablo Dumit - Agosto de 2013



jueves, 20 de febrero de 2014

Ce n'est pas du sang qui coule dans nos veines... C'est la rivière de notre enfance.




LA RIVIÈRE DE NOTRE ENFANCE

Je me souviens d'un arbre
Je me souviens du vent
De ces rumeurs de vagues
Au bout de l'océan
Je me souviens d'une ville
Je me souviens d'une voix
De ces noëls qui brillent
Dans la neige et le froid

Je me souviens d'un rêve
Je me souviens d'un roi
D'un été qui s'achève
D'une maison de bois
Je me souviens du ciel
Je me souviens de l'eau
D'une robe en dentelle
Déchirée dans le dos

Ce n'est pas du sang qui coule dans nos veines
C'est la rivière de notre enfance
Ce n'est pas sa mort qui me fait d'la peine
C'est de n'plus voir mon père qui danse

Je me souviens d'un phare
Je me souviens d'un signe
D'une lumière dans le soir
D'une chambre anonyme
Je me souviens d'amour
Je me souviens des gestes
Le fiacre du retour
Le parfum sur ma veste

Je me souviens si tard
Je me souviens si peu
De ces trains de hasard
D'un couple d'amoureux
Je me souviens de Londres
Je me souviens de Rome
Du soleil qui fait l'ombre
Du chagrin qui fait l'homme

Ce n'est pas du sang qui coule dans nos veines
C'est la rivière de notre enfance
Ce n'est pas sa mort qui me fait d'la peine
C'est de n'plus voir mon père qui danse

Plus paroles: http://www.parolesmania.com/paroles_michel_sardou_4414/paroles_la_riviere_de_notre_enfance_163785.html
Tout sur Michel Sardou: http://www.musictory.fr/musique/Michel+Sardou

miércoles, 5 de febrero de 2014

Bayer: "que intervengan todos los poderes políticos" por los petroleros de Las Heras

Carta que Osvaldo Bayer envió al CeProDH para los petroleros de Las Heras 

El pueblo argentino está viviendo una de las más grandes injusticias históricas con los compañeros petroleros de Las Heras. Comparable con muchos de los delitos cometidos por las dictaduras militares vividas en pasados años. Las condenas de la justicia patagónica.

Esta injusticia histórica en la Argentina puede compararse con la condena sufrida por los mártires de Chicago, esos luchadores por las sagradas ocho horas de trabajo. Cuatro de ellos sufrieron la pena de muerte, y tres, cadena perpetua. Cien años después la justicia norteamericana reconoció que se había equivocado. Un poco tarde. 
Los condenados a prisión perpetua habían sido ya liberados, después de cuatro años de prisión, por el Gobierno de Estados Unidos. Pero los muertos ya estaban muertos. Terrible error.
Otro caso de la justicia norteamericana fue el de Sacco y Vanzetti, dos luchadores sociales condenados a muerte y ajusticiados por un delito que no habían cometido. La justicia norteamericana, sesenta años después, pidió disculpas por haberse equivocado. También demasiado tarde. A todos esos héroes del pueblo se los recuerda año tras año. Mientras que los jueces pasaron a la historia como representantes de una justicia que estaba al servicio de los poderosos del dinero.
Los argentinos no podemos permitirnos esta nueva injusticia. Se dice que vivimos en democracia. Pues bien, hagamos uso de esa democracia para terminar con esa injusticia tan impúdica. Exijamos que intervenga la Corte Suprema de Justicia de la Nación y todos los poderes políticos. Todos los jueces del país tienen que reunirse en un congreso nacional y revisar las sentencias y exigir que ser anule esa injusticia con trabajadores argentinos. Lo mismo los miembros del Congreso de la Nación, los legisladores del total de las legislaturas provinciales tienen que analizar esos juicios y producir un documento exigiendo la libertad de los acusados con tanta impudicia. La señora presidenta de la Nación tiene que analizar este hecho tan perverso y firmar una resolución a favor de la verdadera justicia. Solo así los argentinos entenderemos que vivimos en una verdadera democracia. Y, por supuesto, todo el pueblo tiene que movilizarse, y todos los partidos políticos del oficialismo y de la oposición. Si no lo hacemos, las próximas generaciones se avergonzarán de nosotros. Y que los jueces que han aprobado el nefasto fallo piensen que pueden pasar a la historia por haber sido autores del fallo más erróneo e injusto de nuestra historia.
Y la Historia siempre recordará a esos jueces y se preguntará: ¿por qué lo hicieron? Acompañemos a los trabajadores en su lucha. De ellos es el futuro, y los hoy condenados pasarán a ser nuestros héroes del presente y del futuro.