lunes, 9 de marzo de 2015

Aborto y colonialidad

El poder es poder, no importan los genitales de quienes lo ejercen. Hoy, día de lucha por los derechos de las mujeres, el Poder en nuestro país sigue cagándose* en las mujeres pobres que mueren a diario por abortos sépticos. Y que seguirán muriendo. Porque abortar, se sabe que abortan todas: ricas, pobres, millonarias, marginales... Pero las que mueren son las que lo hacen en condiciones ilegales, inseguras y brutales.
El Poder tiene su política de estado definida desde hace mucho (desde mucho antes del actual gobierno, por supuesto) y esa política poco tiene que ver con el primer derecho de las mujeres: el de la soberanía sobre su cuerpo y su vida.
Para entendernos: resulta que una mujer, en la República Argentina, no es soberana sobre su cuerpo, porque la ley vigente la somete a la dependencia del Estado y, por su intermedio, de una creencia religiosa particular. Por lo tanto, genitales aparte, el Poder sigue siendo macho mal. ¿Me explico?
Y eso lo vamos a revertir, si es que lo revertimos algún día, no cambiando un gobierno (que es patriarcal hasta la manija aunque lo presida una mujer) sino cambiando nuestras cabezas, las de hombres y mujeres que seguimos sin entender la soberanía más básica: la de nuestros cuerpos. En ese camino, sería bueno -estimo- que nos descolonizáramos de la ilusión reaccionaria de creer que una mujer en el Poder, de por sí, nos acerca a alcanzar aquella soberanía, y tanto menos cuando ella, en sus decisiones políticas, hace todo lo posible para negarla.


* "Cagándose" es una expresión definitivamente fuerte. Por eso la puse, ya que ninguna otra me parecía ni siquiera pálidamente equivalente: no podría decir, por ejemplo, que el Poder en la Argentina sigue "olvidándose de" las mujeres pobres que mueren a diario por abortos sépticos, ya que no se trata de un olvido.
[Fotonota publicada en facebook el 8 de marzo de 2015, bajo el título Soberana]

Yo voto por el aborto legal.

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