miércoles, 20 de junio de 2012

Juana, una libre chicuela salvaje


Muchachuelo de brazos cetrinos 
que vas con tu cesta, 
rebosando naranjas pulidas 
de un caliente color ambarino. 

Muchachuelo que fuiste a las chacras 
y a los árboles amplios trepaste 
como yo me trepaba cuando era 
JUANA DE IBARBOROU: "El vendedor de naranjas"
una libre chicuela salvaje; 

Ven acá muchachuelo; yo ansío 
que me vuelques tu cesta en la falda.
Pide el precio mas alto que quieras. 
¡Ah, qué bueno el olor a naranjas! 

A mi pueblo distante y tranquilo, 
naranjales tan prietos rodean, 
que en agosto semejan de oro 
y en diciembre de azahares blanquea. 

Me críé respirando ese aroma 
y aún parece que corre en mi sangre. 
Naranjitas pequeñas y verdes 
siendo niña, enhebraba en collares. 

Después, lejos llevóme la vida. 
Me he tornado tristona y pausada. 
¡Qué nostalgia tan honda me oprime 
cuándo siento el olor a naranjas! 

Si a otro pago muy lejos del tuyo, 
indiecito, algún día te llevan, 
y no eres feliz, y suspiras 
por volver a tu vieja querencia, 

y una tarde en un soplo de viento 
el sabor a tus montes te asalta... 
¡ya sabrás, indiecito asombrado, 
lo que es la palabra nostalgia! 


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