Estreno nacional en Tucumán

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EL AUSENTE O MEMORIAS DE LA FIEBRE

jueves, 24 de octubre de 2024

Yo abrazo a Norman Briski

Norman Briski (foto tomada de Facebook)


Yo abrazo al querido compañero y maestro. Y no lo digo porque haya estudiado con él (no fue el caso) sino porque él es uno de mis maestros sin haberme impartido jamás una clase formal. 

Aprendí con él, y de él, cuando vi en cine La fiaca y decidí que una escena de la obra original de Talesnik sería uno de los trabajos que daría para el ingreso a la carrera universitaria de Teatro. El otro fue un monólogo de La vida es sueño. Y vaya que aquel Segismundo, a quien jamás había visto hasta entonces en un teatro, "me representaba" (él a mí más que yo a él) tanto como aquel Néstor Vignale al que sí había visto en la pantalla, en aquella mi adolescencia provinciana alejada de la calle Corrientes, cuando en un vórtice de luz y celuloide me encontré con Norman Briski

Aprendí con él, y de él, cada vez que supe, a lo largo de los años, de su torrencial labor creativa en teatro y en cine. 

Aprendí con él, y de él, cuando lo volví a encontrar en un impagable personaje en La Sonámbula, de Fernando Spiner, otra de mis películas de "ciencia ficción" del alma. 

Aprendí con él, y de él, cuando lo escuché decir en marzo "yo no me dedico a la resistencia, que es bueno que aparezca: a mí me gusta atacar". Y con esas palabras convocó, en pleno asalto de la banda mileísta, a hacer teatro en la calle, "el único lugar que queda, el más laico y potente". 

Aprendí con él, y de él, a usar con sabia retórica una ceremonia de premiación -ese egódromo- para invocar el nombre de Gaza. Al revés de los traidores -bíblicos y no tanto- él la afirmó tres veces. 

Hoy, ante las injurias y amenazas contra su discurso y su figura, ante tanto bombardeo impune, ante tanta mentira blindada, yo abrazo a Norman Briski.

Yo abrazo al querido compañero y maestro, desde todos los que fui y soy, desde mi asombro adolescente, desde mis ojos fatigados de espectador, desde mis huesos anhelantes de escenario y calle, desde mi alma estremecida por los relatos de pogroms (ya fueran de judíos, Wichi, Pilagá o palestinos). Yo abrazo a Norman Briski. Yo no resisto: ataco al racismo. 


Dany Aráoz Tapia, espectador, actor, aprendiz de Briski. 

Tucumán, 25 de octubre de 2024