Ellas ríen y entonces, el patio ríe y canta,
bajo el farol dormido que ya no bebe alcohol.
Ellas ríen, sonríen bajo el último sol
que no duerme la siesta por regar una planta.
Ellas ríen y el sol juega a que se levanta
justo cuando en la radio lejana viene el gol.
Y así el sol jardinero y el abstemio farol
abrazan la pared, y el patio se agiganta.
Y son un solo abrazo: sonrisas, sol, farol
y plantas que no olvidan cierta memoria santa.
Y es glaceado de luz la pared que me encanta.
Mientras ellas sonríen, un patio caracol
con modorra de octubre se echa encima, por manta,
un domingo de aromas que guardaba en un bol.
Soneto de Daniel Aráoz Tapia 2018
sobre foto de Patricia Morante 2017
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