"Y más atrás / el ingenio muele / sangre de los trapiches"
(Osvaldo Chichí Costello, Agosto en Tucumán, zamba)
La tarde pre-primaveral del jueves iluminó la que fue -me arriesgo sin mucho rigor periodístico- una de las más potentes convocatorias de los últimos tiempos en la histórica lucha contra el genocidio, en Tucumán. No tanto y no sólo por el número de quienes caminamos desde el Tribunal Oral Federal hasta la plaza Independencia, tras la convocatoria de muy diversas organizaciones de derechos humanos, sociales y políticas. Potente por esto mismo: por el encuentro de luchadores y luchadoras que en sucesivos 24 de marzo hemos llegado a caminar por separado (por razones que bien sabremos fundamentar, tanto como lamentar), y que en esta tarde pre-primaveral, con el aroma de Libertad a Belén en el aire, nos hemos encolumnado para defender a una incuestionable, a una compañera querida y admirada, a una abogada de carácter indomable y reconocido "mal genio" a quien tanto le debemos desde el movimiento por los derechos humanos en Tucumán y el norte del país.
Esta potente "marcha" del jueves, que luego se prolongó acompañando la ronda semanal de las Madres, nos deja al menos un par de cosas. Una de ellas es la fuerza de la unidad en la respuesta concreta ante una avanzada de los "grupos de tareas" y el clima represivo en general. Otra es esta imagen de la "Colorada" Laura Figueroa en medio de la caminata, rodeada por mucho amor. Mucho.
"30000 compañerxs desaparecidxs, presentes. Ahora y siempre"
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