La tierra se estrecha para nosotros.
Nos hacina en el útimo pasaje y nos despojamos de nuestros miembros para pasar.
La tierra nos exprime.
¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer!
¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros!
¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos!
Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosostros en la última defensa del alma.
Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos.
Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio.
Espejos que pulirá nuestra estrella.
¿Adónde iremos después de las últimas fronteras?
¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo?
¿Dónde dormirán las plantas después del último aire?
¿Adónde iremos después de las últimas fronteras?
¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo?
¿Dónde dormirán las plantas después del último aire?
Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí,
cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne.
cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne.
Aquí moriremos.
Aquí, en el último pasaje.
Aquí o ahí... nuestra sangre plantará sus olivos.
Aquí, en el último pasaje.
Aquí o ahí... nuestra sangre plantará sus olivos.
Mahmud Darwish
Este viernes 15 en Tucumán, como en todo el mundo, recordamos Al-Nakba.
En el archivo de este blog, también encontrás alguna otra data y este mitorrelato que la nombra.
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