Hoy siento esa penita honda y esa gratitud ídem por este gran cronista gráfico del siglo que nos crió.
Hasta ayer, el Eternauta tenía todavía un padre vivo. Desde hoy, se parece un poco más -también en eso- a mí.
FRANCISCO SOLANO LÓPEZ (1928-2011)
A su lado, eternamente, Juan Salvo.
A su lado, eternamente, Juan Salvo.
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