
Recién me encuentro con el número de enero de El Grillo Promiscuo. Esta edición trae un buen informe de "por qué el gobierno de las mayorías deja correr a las empresas multinacionales que generan protestas, bloqueos, marchas y puebladas". El habitual editorial de Hipólito Grillo ("Poli" para los lectores habituales) muestra cómo "se ha demonizado a Barrick Gold, Osisko, Alumbrera y tantas otras firmas que ya sufren la imposibilidad de desarrollar plenamente su labor en sus países de origen debido a una celosa legislación".
Finalmente, una entrevista con el (todavía) Secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Juan José Mussi, abunda en ejemplos de cómo "este modelo se preocupa por incluir a las minorías, especialmente si se trata de una megaminoría que controla tantos negocios y gobiernos".
Pucha, haberlo tenido para leerlo en la playa, cuando tenía tiempo de sobra. Lo bueno es que ahora no se va a hacer nada hasta que todos entendamos que la minería a cielo abierto, con voladuras de cerros, envenenamiento del agua y generación momentánea de empleos con desocupación estructural a mediano y largo plazo puede ser algo copado.
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